Provincia de Logroño

hace 7 años · Actualizado hace 7 años

provincia de logroño

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La provincia de Logroño fue una provincia histórica de España, correspondiente en la actualidad con la comunidad autónoma uniprovincial de La Rioja.  Fue incluida nominalmente en la región clasificatoria de Castilla la Vieja.

Índice
  1. Origenes y creación:
  2. Reivindicaciones para que fuese denominada La Rioja
  3. Tramitación y promulgación de la ley de cambio de nombre

Origenes y creación:

La primera referencia escrita a La Rioja data del siglo XI. La Rioja de esta época abarcaría aproximadamente la actual Rioja Alta. Después el nombre iría expandiendose a lo largo de la edad media  hasta denominar al resto de comarcas riojanas y con él evidentemente irían aumentando los límites de la región riojana. En el año 1701, se publica el libro "Compendio Historial de La Rioja"  del monje del monasterio de Valvanera Mateo Anguiano Nieva que nos permite saber cual era la extensión de La Rioja en aquella época  y en la que vemos unos límites territoriales similares a los actuales, si bien de algo mayor extensión y en la que sus habitantes se denominaban riojanos y así eran conocidos. Este libro fue muy probablemente publicado de forma postuma y escrito en el siglo XVII con anterioridad a su publicación a comienzos del XVIII.

Posteriormente, finalizada la Guerra de sucesión en 1718 y una vez llegados los Borbones al trono español se planteó la necesidad de una mejor organización administrativa del Estado. Hasta entonces España era un país atomizado con antiguos reinos, señoríos y legislaciones locales, entre otras figuras. El Sistema de Intendencias llevado a cabo por el conde de Floridablanca  en el siglo XVIII propició una nueva reestructuración administrativa, en la que el territorio de La Rioja de entonces, de mayor extensión que la actual, quedó esencialmente asignado a las intendencias de Soria y Burgos. Los riojanos interesados en la vida pública de esta época no admitían que su región, La Rioja, estuviera partida en trozos, ni aceptaban que en estas dos ciudades no riojanas se decidieran los asuntos de aquí.

Así pues, como consecuencia de la mencionada organización administrativa, a finales del siglo xviii comenzaron a oírse quejas y voces que reivindicaban, según sus propias palabras, «la reunificación de La Rioja», con la creación de una provincia para la misma. Estas eran especialmente provenientes de la Real Sociedad Económica de La Rioja, que fue una de las sociedades de amigos del país fundadas durante la ilustración, la Junta General de La Rioja formada por representantes de los municipios riojanos y por ilustrados riojanos de la época, como Martín Fernández de Navarrete. La mencionada real sociedad riojana elaboró en 1820 un documento titulado Exposición de las razones que la Sociedad Riojana presenta al Congreso Nacional en apoyo a la solicitud para que en la Rioja se forme una Provincia separada e independiente en donde se exponían los motivos para la formación de la provincia; dice así:

"Hecha la Rioja trozos y dividida entre tres provincias diferentes, era consiguiente verse privada de los medios necesarios para su fomento y prosperidad (…) desde que las intendencias se crearon, nada se ha providenciado para el fomento de este fértil país, y ha estado abandonado á sus propias fuerzas, que como divididas también en tres trozos, no han podido tener la necesaria energía para promover su riqueza (…) los pueblos del suelo riojano injustamente segregados de su natural metrópoli, para reunirlos confusa y desacordadamente á las provincias de Burgos, Álava y Soria, son acreedores á recuperar su independencia, y formar una pequeña república, dividida por los límites que conocieron sus antiguos moradores de la tierra".

Asimismo, además de la sociedad riojana de amigos del país hubo otras dos asociaciones que también participaron de estas reivindicaciones de reunificación riojana. La primera era rupturista y opuesta a la política conservadora de Fernando VII, además defiendía los principios de la constitución de de 1812, trabajó mucho por La Rioja creando el Movimiento Municipalista. La segunda era continuista y colaboracionista con el régimen absolutista del monarca, tenía el nombre de Sociedad Patriótica Riojana.

En 1821 fueron propuestos por parte del ilustrado y director de la Real Academia de la Historia Martín Fernandez de Navarrete una serie de argumentos geográficos, étnicos, económicos e históricos para la llamada «reunificación territorial», en su misiva de 66 folios titulada Carta de un riojano a un Señor Diputado en Cortes. Un fragmento llamativo de la misma dice así:

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“Un riojano de la provincia de Álava, de la de Soria y de la de Burgos se parecen entre sí por todas sus circunstancias como un huevo a otro huevo. Pero un soriano, un burgalés y un alavés se parecen a un riojano como un escandinavo a un andaluz…."

grabado riojanos 1845

Otro de los ilustrados riojanos que participaron activamente en las reivindicaciones provincialistas riojanas fue Juan Antonio Llorente, uno de los grandes conocedores de la historia íntima de La Rioja y un gran luchador por la provincia riojana.

En 1809 durante la guerra de la independencia española, se formó la Junta de Rioja, la cual era un territorio político prácticamente autónomo, teniendo su sede en Soto en Cameros. Se creó aprovechando la debilidad del poder central existente entonces debido a la guerra. Fue disuelta por las cortes el 6 de diciembre de 1811. Como consecuencia de su disolución, el 8 de diciembre de 1812 se reunieron en el Cuartel General del Comandante General de la Provincia de Rioja situado en la villa riojana de Santa Coloma, representantes de 59 municipios riojanos para solicitar a las cortes de España una nueva demanda de creación de una provincia de La Rioja. Se enviaron dos representantes a las cortes de Cádiz, uno por La Rioja Alta y otro por la Baja, con la explícita solititud de: «La provincia de La Rioja pide que se cree la provincia de La Rioja». Este acontecimiento se denomina en la historiografía como Convención de Santa Coloma, siendo uno de los más importantes de todo este periodo. El desplazamiento tendría lugar en diligencia, sorteando los avatares de la guerra, a los dos meses consiguieron llegar a su destino y entregar la solicitud de creación de una provincia de La Rioja. La constitución de Cádiz de 1812 ya tenía previsto modificar la problemática distribución provincial que existía entonces, pero además también se tuvieron en cuenta las reivindicaciones identitarias del provincialismo riojano. Así pues en 1813 la regencia encarga un informe a Felipe Bauzá para realizar una distribución provincial más acorde en la que divide España en 44 provincias, aunque finalmente el consejo de estado detiene el proyecto, por entre otras razones como dice el acta original: «la insatisfacción de algunos activos provincialismos, (particularmente el riojano)».

En 1820 se produce una nueva reunión en Logroño a instancias del movimiento municipalista. Su objetivo era el mismo, solicitar la creación de una provincia para la región de La Rioja. En su manifiesto fechado el 25 de febrero de ese mismo año comienzan reclamando en sus propias palabras que: «Los Riojanos estén unidos en una sola familia» y continúan haciendo referencia a «Los daños gravísimos que nos ha causado una dependencia tan impolítica, como desbarrada», refiriéndose, naturalmente, a la desmembración de La Rioja entre Soria y Burgos. Además convocan una asamblea de pueblos riojanos que se produce el 26 de junio de 1820 en la localidad de Torremontalbo, acudiendo esta vez representantes de la totalidad de los partidos de La Rioja a excepción de los de Villoslada de Cameros y Calahorra, cuya asistencia fue prohibida por el jefe político de Soria.

Las demandas riojanas de unificación en una misma estructura adminstrativa serían satisfechas, ya que como parte de la obra legislativa del Trienio Liberal fue dispuesto por decreto de 27 de enero de 1822 la división de España en 52 provincias que incluía una provincia para La Rioja, la cual recibiría el nombre de Provincia de Logroño (aunque en la propuesta de ley se le llama Rioja ), otorgandosele unos límites superiores a los que luego pasaría a tener durante la segunda mitad del siglo XIX y XX. Así, fueron incluidas en la provincia logroñesa localidades de la denominada en la actualidad Riojilla Burgalesa (actualmente Provincia de Burgos), municipios del norte de la hoy Provincia de Soria, la práctica totalidad de la Rioja Alavesa, un tercio de la Comarca de Tudela, además de los municipios también navarros de Viana , Bargota y Aras. Estos límites provinciales coincidían prácticamente con los de la región, es decir, con los de La Rioja de entonces. La provincia recibió esta vez como nombre oficial la denominación de Logroño en lugar del de Rioja debido al artículo 2º del decreto de LIX de 1822 que obligaba a dar a la mayoría de las provincias el nombre de su capital. La decisión de que fuera obligatorio bautizar a cada circunscripción con el nombre de su capital fue tomada por las cortes como solución a una disputa entre las actuales provincias de Huesca, Zaragoza y Teruel. En un oficio de la época llegado a Logroño desde Madrid, dando cuenta de la aprobación de la provincia puede leerse: «En la sesión de cortes celebrada este día se ha declarado a la Rioja por provincia independiente bajo la denominación de provincia de Logroño y por capital a esta ciudad». ​ El 21 de abril de 1822 toma posesión el primer jefe superior político de la provincia, Manuel Santiago de Calderón y Fontecha. Dirige su primer manifiesto a quienes llama «Honradisimos Riojanos» en el que se congratula de haberse logrado la reunificación riojana. La primera diputación provincial se constituye el 5 de mayo de ese mismo año.

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No obstante, dicha división provincial no llegó a mantenerse en el tiempo a causa de la reinstauración del Antiguo Régimen en España en 1823 tras la invasión de los Cien Mil Hijos de San Luis y la derogación de las reformas realizadas durante el trienio liberal. Posteriormente al producirse en 1833 la muerte de Fernando VII y la aprobación de la nueva división provincial liberal de 1833 obra de Javier de Burgos, una Real decreto del 30 de noviembre de 1833 restauró la provincia de Logroño pero con unos límites inferiores a los que había tenido durante el trienio libreral en la división de 1822 (sin la Riojilla Burgalesa, Montenegro de Cameros, las Tierras Altas de Soria, la Rioja Alavesa, la Comarca de Tudela y el distrito de Viana). Algunos riojanos que habían participado en las reivindicaciones anteriores con el fin de obtener una provincia para La Rioja como Martín Fernandez de Navarrete, Pedro González Vallejo o Manuel García Herreros tenían en ese momento cargos políticos en las cortes de Madrid y desde ellos manejaron los hilos en pro de su tierra para volver a conseguir el objetivo de que La Rioja fuera provincia autónoma.

Los provincialistas riojanos habían logrado finalmente sus objetivos tras un largo periplo iniciado en el siglo XVIII. Sin embargo, perdieron por el camino algunos territorios.  Javier de Burgos, el ministro que realizó la división provincial española de 1833, situó una parte del territorio conocido entonces como riojano en otras demarcaciones provinciales. Es decir, Montenegro de Cameros, las Tierras Altas, La Riojilla etc... , pasando a la historia de La Rioja como un personaje negativo. Tampoco se le dio su nombre secular de Rioja debido a la obligatoriedad de dar a cada provincia el nombre de su capital. Por ello los provincialistas riojanos no se conformarían y reivindicarían los límites más extensos de 1822, produciéndose dos intentos infructuosos de recuperarlos. El primero el 14 de septiembre de 1836, en el que se publíca una Real Orden por la que se vuelve a los límites de 1822, que posiblemente no llegaría a hacerse efectiva nunca. Fue emitida tras la formación de una junta directiva en Logroño en apoyo de los sargentos sublevados en La Granja.​ El segundo ocurre durante la regencia de Espartero, en el que un decreto suyo del 12 de octubre 1841 restablece los límites provinciales de 1822 y que tampoco llegaría a ponerse en práctica.

En la División Provincial de 1833 la Provincia de Logroño fue incluida nominalmente entre las de Castilla La Vieja, resultando que durante la Transición Española la provincia sería incluida brevemente en el Ente Preautonómico de Castila y León hasta que los ayuntamientos de la provincia instaron la constitución de la actual autonomía de La Rioja.

Reivindicaciones para que fuese denominada La Rioja

La provincia de Logroño se iba a llamar obviamente La Rioja, su nombre verdadero y así fue solicitado por los provincialistas riojanos. Pero ocurrió que en 1822 durante la división del territorio español en provincias llegó el momento de aprobar los nombres para cada circunscripción y la actual provincia de Zaragoza demandó denominarse Aragón, lo que suscitó un rechazo en las actuales provincias de Huesca y Teruel por ser ellas también aragonesas. Así pues, para solucionar el problema se acordó que todas las provincias excepto unas pocas llevaran el nombre de su capital y La Rioja se quedó con la denominación de la suya, Logroño. ​ Sin embargo el nombre de Rioja nunca se llegó a perder, sus habitantes se denominaban riojanos, no logroñeses y llamaban al territorio Rioja, denominación carente de oficialidad. Las organizaciones y medios de comunicación provinciales creados a partir de 1833 llevarían la denominación de La Rioja o su gentilicio, no la de Logroño; como el diario La Rioja, el Instituto de Estudios Riojanos o el Ateneo Riojano. Además habría a lo largo de la historia varias reivindicaciones con el propósito de lograr la oficialidad de este nombre, que por otra parte en ningún momento se dejaría de utilizar.

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En 1883  se aprobó la Constitución Republicana Federal del Estado Riojano. En ella, entre otras cosas, se proponía el cambio de nombre oficial de la provincia de Logroño por La Rioja. Al igual que las demás cartas magnas federalistas de la época, no llegó a ponerse en práctica.

Asimísmo durante la priméra década del siglo XX se produjeron varias demandas con la pretensión de cambiar el nombre oficial de la provincia. Venían acompañadas de una reivindicación que solicitaba mayor grado de autogobierno para la región.

En 1929, al final de la dictadura de Primo de Rivera, Diego Ochagavía, entonces secretario de la Cámara Oficial de Comercio e Industria de Logroño y posteriormente cofundador del Instituto de Estudios Riojanos reivindicó el cambio en la denominación oficial de la provincia de Logroño por La Rioja. A la iniciativa se sumó la mayor parte de las fuerzas vivas de la región, incluidos la Diputación y los ayuntamientos más importantes.

El diputado Tomás Ortiz de Solórzano y Ortiz de la Puente funda en la ciudad de Haro el 28 de agosto de 1931 el partido católico Acción Riojana, posteriormente integrado en la CEDA. El también diputado de este grupo Ángeles Gil Albarellos reivindicó la denominación de La Rioja en el Diario de La Rioja

Los planteamientos de reforma administrativa del Estado, nacidos al desaparecer la dictadura franquista, ponen en marcha una reivindicación para que la provincia deje de llamarse de Logroño y pase a denominarse La Rioja.

En 1976 se comenzaron a oír las primeras reivindicaciones dentro de la polémica de la regionalización. En aquel momento, el diario Nueva Rioja realizó una encuesta planteando la pregunta "Se debe cambiar el nombre de la provincia. ¿Logroño o Rioja?". La gran mayoría de las personas consultadas apostaban por el cambio de nombre, solo el entonces alcalde de Logroño se mostraba contrario.

Tramitación y promulgación de la ley de cambio de nombre

En el primer semestre de 1977 comenzaron a darse los primeros trámites burocráticos para solicitar el cambio de nombre de la provincia. Para ello se abrió un Expediente en el que se integraba como parte fundamental el Informe realizado por el Instituto de Estudios Riojanos que justificaba históricamente la modificación. Tras completarse la documentación el 22 de julio de 1977, fue remitida al Gobierno Civil para que siguiera el conducto legal hacia el Ministerio del Interior. El cambio de nombre se fue convirtiendo en un tema de máxima importancia en las reivindicaciones autonómicas y regionales.

La tramitación del cambio se fue dilatando en el tiempo, provocando repetidas quejas contra la Administración.

La Real Academia de la Historia dio el visto bueno al  cambio de nombre.

Finalmente el 12 de septiembre de 1980 el Congreso de los Diputados aprobaba la proposición de Ley del Senado por la que la provincia de Logroño pasaba a denominarse Provincia de La Rioja.

El día 15 de noviembre de 1980 era promulgada la Ley 57/1980 sobre el cambio de nombre.

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