¿Qué les gusta a las mujeres francesas?

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¿Cuáles son las misteriosas cualidades que hacen que las mujeres francesas tengan tanto estilo? Nos vienen a la mente palabras como "sin esfuerzo" y "sin hacer", pero sospechamos que son en parte las cosas que las francesas no hacen las que las hacen estar tan a la moda. Y como las francesas están en una liga de sastrería propia, el resto del mundo está en una búsqueda constante para emularlas. Conocer el conjunto de pautas que siguen es el primer paso para lograr esa calidad sin esfuerzo por la que son conocidas.  Para saber cuáles son esos "no-nos", hemos ido directamente a la fuente y hemos preguntado a nuestras blogueras de estilo francesas favoritas por las reglas de moda que siguen. Desde los estilos de calzado que evitan (y lo que llevan en su lugar) hasta su filosofía cuando se trata de accesorios, estos consejos son atemporales, sencillos y relevantes para todos los grupos de edad.  Sigue leyendo para recibir una clase magistral de je ne sais quoi.

"Evitaría llevar ropa o accesorios con el nombre de la marca bien visible. Creo que el lujo es la forma de llevar la ropa, no mostrando el nombre de la marca". - Tokyobanhbao de El mundo de Tokyobanhbao

Los principales colores que las francesas adoran llevar GRATIS

Las mujeres francesas son como imanes. A veces atraemos, otras veces repelemos. Somos alternativamente calientes y frías. Distantes y apasionadas. Tiene que ver con nuestros orígenes, una mezcla de latín y celta. Para mí, la mujer que mejor encarna esta dualidad es Isabelle Adjani. Es misteriosa. Es independiente, pero ama.

Para impresionar a una mujer francesa, hay que ser falso. Hombres como Serge Gainsbourg o Vincent Cassel son los símbolos sexuales por excelencia en Francia. No son hermosos, pero no son feos. Son feos-bellos. Son cultos y elegantes, pero se muestran indiferentes ante su cultura y su elegancia. Tienen la camisa desabrochada. Esa despreocupación, ese descuido, es para mí una cualidad muy parisina.

Debes ser un falso romántico. Esa misma despreocupación debe aplicarse también a la seducción. El romanticismo es bueno para el arte. Para la literatura. La gente lee a Proust, o a Marivaux, y asume que París es la ciudad más romántica del mundo. Pero el romanticismo es una fantasía que no tiene lugar en la vida real. Las mujeres francesas no caen en eso. Deben ser falsamente románticas.

CÓMO VESTIRSE COMO UNA MUJER FRANCESA | Estilo parisino

Morgane Sezalory, fundadora de la popular marca francesa Sezane, es una gran conocedora del arte del estilo parisino, pero quiere dejar clara una cosa: no es todo lo que parece: "Las mujeres parisinas tienen un uniforme y rara vez se alejan de él", ríe. "No es muy creativo y las francesas pasan tanto tiempo preparándose como las británicas o las estadounidenses, sólo que no te lo dicen. Todo está muy controlado. Las británicas y las americanas son más relajadas consigo mismas y a menudo más creativas", explica Sezalory, que comparte sus ideas sobre cómo dominar el verano sin esfuerzo como una mujer francesa. ¿Qué cinco cosas tienen todas las francesas en su armario durante el verano? "El par perfecto de pantalones vaqueros, cortos pero no demasiado. Luego, un par de sandalias sencillas, nada demasiado complicado. Todo el mundo tiene un bolso tipo cesta y un vestido de verano relajado que pueda llevarse de día y de noche: a las francesas no les gusta ir demasiado arregladas. Una camisa de seda blanca también es buena, pero debe ser holgada para mantenerse fresca".

Guía de estilo para chicas francesas | Vestir como una mujer francesa

La gran escritora Colette fue la primera mujer francesa que hizo ejercicio en el sentido americano. Se levantaba todas las mañanas para ir al gimnasio, una colección de artilugios primitivos con los que incluso viajaba. Sin embargo, para la mayoría de las mujeres francesas, la idea es poco atractiva. Porque, aunque el esfuerzo físico es totalmente esencial para el ideal de Montaigne de una mente sana en un cuerpo sano, vestirse para sudar no va con ser francés. En parte, todo parece un esfuerzo tan grande y sin alegría: recortar dos horas del precioso día -el viaje, cambiarse, aprender a usar las máquinas, esperar a usarlas, ducharse, secarse el pelo, etc. "¡Y tienes que pagar por ello!", como se ríe mi amiga Sylvie. Así que, aunque seguramente encontrará todos los aparatos de última generación en un buen hotel francés, sepa que están ahí como una concesión a regañadientes a los turistas y a los hombres de negocios. Es extraño que una mujer francesa los utilice o que se la vea haciendo footing en los Jardines de Luxemburgo o en las Tullerías.

Raro, pero también encantador, porque lo que hacen las francesas, lo hacen por sus propios deseos. Somos, en el fondo, individualistas inveterados, y mientras uno se dedique a lo suyo, está bien. A algunas francesas, aunque no muchas, les gusta el deporte: el tenis y la natación son divertidos y excelentes para ti. Bon. Si su patada es correr en el parque, decimos amuse-toi bien. Es sólo la visión del entrenamiento como frase obligatoria lo que nos molesta. Es la regla americana de "no pain, no gain" la que rechazamos.